lunes, 16 de noviembre de 2015

Y van Dos.. La Belleza y La Juventud están ahí, al alcance de la mano


Entrañable…

Hablo del film La Giovinezza de Paolo Sorrentino. Italia, 2015. Youth o La Juventud


Actúan un Michael Caine tan reposado como un buen whisky añejo, lleno de matices que te embriaga hasta el llanto. Un Harvey Keitel que como siempre es una fuerza de la naturaleza, solo que tan reposada que su momento más terrible es omitido. Una Jane Fonda que hace una maldita perra mal hablada y no nos omite ninguna decadencia. Un Paul Dano que no se queda atrás y no sé como, pero se sale de su estereotipo juvenil conflictuado para pasar a otra liga. Una Rachel Weisz que  hace gala de esa belleza capaz de expresar tanta gama de emociones en un primer plano. 


Bah, hay mucho más. Paolo Sorrentino es un exprimidor de talento, o sea… 





Imágenes de una belleza solo comparable con la música incidental que alternan (ambas) lo clásico y esperable con lo inesperado y novedoso.
De hecho hay algo en el entramado temático que entrelaza el propio guión de la vida y el del film. Esa belleza perdida en nosotros mismos y encontrada en los otros, en sus múltiples formas, la del color, del roce, la música y el gesto.

Es una película sobre la pérdida de lo apreciado y la ganancia de lo inesperado. Como dirigir imperceptiblemente al coro de lo que nos rodea, casi sin notarlo.



Tres perlitas:

La caracterización de Hitler, en su doble imposición, la actoral y la histórica, en el silencio de un comedor de un hotel suizo es francamente galvanizante. Ambos carriles cristalizan una multitud de significados en un silencioso pero potente significante gestual.

El Maradona, desmesurado y lento en una arrolladora y famosa decadencia.  Con un hiperbólico tatuaje de Marx en su espalda. La aparente burla fácil de un sudaca nos demanda paciencia para entender el cuadro. Es para mí una de las más tiernas imágenes del ídolo. Retrata la ingenua y poderosa sabiduría del niño.



La música… Ufff. La canción simple # 3 de David Lange con la que se cierra el film es bellísima. En general si pescan en algún utorrent el fim y bajan subtítulos verán que no está traducida. 
Tiene tanto que ver en la costura del film que me tomé el trabajo de hacerlo y sincronizarlo con la única versión que anda por la red. Violín, soprano y orquesta actúan esta pieza maravillosamente. 

Pero lo verdaderamente impactante son los fragmentos de just (after song of songs) (2014) una pieza coral compuesta por Lange sobre la base del Cantar de los Cantares. En una larga escena silenciosa acompaña el paneo de la acción tajeando, literalmente, cada escena. También traduje esto, pero les recomiendo leer la Nota del compositor ya que seguramente engrosará la densidad temática de esa poderosa escena.


Los planos de pantalla divididos (no artificialmente como nos acostumbran las películas de aire futurista) sino por el entorno, la arquitectura. Como si el universo circundante fuera el que de un modo natural partiera imagen, acción e identidad.



 La imagen es definitivamente trama, trama que es como la vida: escindida e incompleta. Un potente modo de poner en escena la contradicción brutal de un título (Juventud) que se cuenta con los ojos de la madurez de nuestras vidas.

La mirada que la película nos pide es la de fragmentarios escorzos. Edmund Husserl en su Fenomenología remitía a esta forma como la característica de toda percepción (o reproducción de la misma, como la fantasía o el recuerdo) O sea presentar el objeto o cosa sólo por un lado, en cierta perspectiva o aspecto, y no por completo o en su totalidad. El objeto, la cosa, no se da nunca a la percepción (ni a ninguna de sus reproducciones), más que de esa manera "escorzado".


En la propuesta de la que hablamos estos fragmentos son el andamio y guantazo de temas tan enormes que de algún modo invitan a una percepción en clave de Satori. Es como si se nos pidiera acceder a ese instante de iluminación, a ese no lugar donde se percibe en totalidad un pedacito de algún arcano universal. No sé a ustedes, pero ese Aleph que se muestra y se esconde en un segundo, a mí se me aparece en forma de lágrima. Tuve varias en estos 118 minutos.


Después de toda esta diarrea seudo filosófica uno pensaría que el film es un plomo. Error. No es para nada pretencioso, tiene un sutil humor una grande belleza y amablemente nos abre a cualquier nivel de lectura. 

No importa cuan inteligentes sean tus respuestas, las preguntas para los grandes y pequeños seguirán siendo las mismas.


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