A propósito de Los Siete Locos y Los Lanzallamas, estaba
revisitando los otros días unas clases públicas de Ricardo Piglia y en una de ellas trabajaba, a propósito de la novela como género, precisamente la relación y diferencias entre las gramáticas del discurso periodístico y el de la novela.
Me pareció oportuno aconsejar la visita para enriquecer la percepción de una de las tramas que atraviesa la serie. De tan obvio, por la relación entre Remo Erdosain y El Comentador (¡qué bien está Hendler actuando el personaje!), puede omitirse esta lectura que claramente es una de las piedras angulares del género para Piglia.
De paso, comento en relación al capítulo 13 de la serie, una escena
mínima donde se lee la noticia del inicio de la denuncia y desbaratamiento de la
Zwi Migdal.
A comienzos de año enviaba a mis
amigos cinéfilos una serie de mails haciendo referencia a esta mafia israelita
de los prostíbulos.
Reproduzco solo el inicial porque he perdido el riquísimo
intercambio de datos que se originó. Me parece enriquecedor para dar cuenta del
trasfondo histórico de la época:
Acabo de ver la película
The inmigrant. No me pareció muy buena, pero tuvo en mérito de recordarme una
peli que vi por los 80 en un cine club que trataba de las redes de prostitución
de mujeres polacas en Buenos Aires, por la mafia judía. Creo que era una
iniciativa de Lorenzo Kelly en una Dirección de Cultura Municipal que quedaba
por la calle Buenos Aires en Neuquén Capital.
Como no pude recordar el
nombre, ni si era una co producción o siquiera si era argentina ((lo dudo) Me
puse a buscar por la red y encontré este documento sobre el hecho histórico. Me
pareció interesante, por eso lo comparto.
Si alguien recuerda la
peli a la que hago tan vaga referencia, por favor escríbanmelo, la recuerdo con
una muy buena fotografía y con escenas, o toda, sepia. Claro también es posible
que mi memoria esté sepiada...
Zwi Migdal
Foto de época de cuatro
detenidos pertenecientes a esta organización (diario Crítica, septiembre de 1930).
Zwi
Migdal fue una red mundial de trata de
personas que operó entre 1906 y 1930 con sede en la ciudad de Buenos Aires.
Estaba conformada por delincuentes de origen judío que se especializaban en la prostitución forzada de mujeres judías.
La organización
conseguía estas mujeres en aldeas del Este de Europa.
Las
comunidades judías estaban bajo el peligro constante de los pogromos, que las
asolaban con saña por esa época, además de las difíciles condiciones
económicas; los integrantes de la mafia se presentaban como judíos que habían
conseguido prosperar en América y que volvían a su tierra para buscar una mujer
con quien casarse. Las condiciones objetivas de miseria y violencia hacían que
las jóvenes y sus familias vieran en la oferta matrimonial una oportunidad que
no podía ser rechazada.
En su
apogeo, luego de la Primera Guerra Mundial, la organización tenía
más de 400 miembros en la Argentina.
Llegó a tener ganancias anuales por más de 50 millones de dólares. Su sede se
encontraba en Buenos Aires, con sucursales en otras ciudades de la Argentina , Brasil, Nueva York, Varsovia, Sudáfrica, India y China.
Sus
actividades ilegales fueron duramente combatidas tanto por las organizaciones
judías como por parte de espontáneos de la misma comunidad, hasta que la denuncia de una ex
prostituta forzada, que arriesgó su vida en ello, acabó de desmantelarla.
Si bien
distintos colectivos de inmigrantes de la Argentina contaron entre sus miembros con
individuos y mafias dedicadas a la explotación de mujeres,
el caso judío fue el único en el cual la propia comunidad organizada se implicó
en la lucha para la erradicación de sus propios miembros indeseables; sin embargo, el caso de la Zwi Migdal fue ampliamente utilizado por el campo antisemita,
durante décadas, para desprestigiar a los judíos.
Organización
La
prostitución de jóvenes judías traídas de Europa del Este se había iniciado
desde la misma llegada de la inmigración judía a finales del siglo XIX: ya en
1885, para el mismo tiempo en que la Jewish Colonization Association lograba fundar las primeras colonias
judías en Entre Ríos,
la Asociación Judía
para la Protección
de Mujeres y Niños instaba a los miembros de la comunidad a no rentar
departamentos a los rufianes.
Para 1889,
el «Club de los 40» reúne a un grupo de rufianes judíos para brindarse apoyo
mutuo, intercambiar información y compartir estrategias para eludir a las
autoridades: sería el embrión de la gran corporación de rufianes que culminaría
en la Zwi Migdal. Esta
organización de proxenetas judíos fue una de las tantas organizadas por
rufianes de las distintas colectividades, además de los autóctonos; había organizaciones de tratantes de
blancas constituidas por italianos, españoles, argentinos1 y de la poderosa mafia marsellesa.
Los
rufianes reclutaban a niñas de 13
a 16 años de edad de las pequeñas aldeas o shtetl de Rusia y Polonia para emigrar a
América con falsas promesas de trabajar como empleadas domésticas de ricas
familias judías, e incluso con promesas de casamiento. Cansados de los pogromos y la miseria, los padres accedían a
que sus hijas se fueran con los forasteros.
La
escritora e investigadora Elsa Drucaroff disiente con la idea de que las
jovencitas eran traídas engañadas a la Argentina ; muchas de ellas podían no saber sobre
el destino que les deparaba el viaje, pero mucha otras sabían muy bien que
ejercerían la prostitución en América, de hecho, gran número de ellas ya la
ejercían en Europa: «En 1899 se podía decir, a un nivel de presuposición
compartida, que ‘un viaje a Buenos Aires’ significaba ‘camino a la
prostitución’».
Durante el
mismo viaje a América, las niñas eran violadas, golpeadas y encerradas en
jaulas en donde pasaban hambre.
Según el
periodista Gustavo Germán González, contemporáneo a aquellos hechos, las
mujeres eran vendidas como en los antiguos mercados de esclavos de Roma o del
Sur de los Estados Unidos:
...las mujeres, traídas a veces con falsas promesas de
matrimonio, eran exhibidas desnudas y vendidas al mejor postor.
Las recién
llegadas era «rematada al mejor postor». Estas subastas tenían lugar en el café
Parisien, de avenida Alvear 3184. El lugar era propiedad de Salomón Mittelstein
y Achiel Mostowsky, quienes posteriormente lo vendieron a Simón Brutkievich,
Simón Kumchev y Mauricio Caro. Otro lugar en donde se «remataban» mujeres era
el Hotel Palestina.
En 1906
conformaron en Avellaneda —distrito dominado por el caudillo
conservador Alberto Barceló,
quien él mismo era dueño de burdeles— la "Sociedad Israelita de Socorros
Mutuos Varsovia de Barracas al Sud y Buenos Aires" o simplemente:
"Varsovia".
La
constitución de la sociedad en Avellaneda era sólo fachada legal ya que era el
único distrito que le concedió la personería jurídica; la verdadera central de
operaciones de la mafia polaca se encontraba en Buenos Aires, en la calle
Córdoba 3280, un edificio de dos plantas con jardín, sinagoga, salón de
fiestas, bar, comedor y sala de velatorios, entre otras dependencias.
Noé
Trauman.
El primer
presidente fue Noé Trauman, de quien se dice que era anarquista, acostumbraba
arengar a los rufianes con reflexiones sobre las injusticias sociales -los
verdaderos explotadores, decía, eran los empresarios que pagaban míseros
salarios a sus obreros a cambio de largas jornadas de trabajo- y que fue amigo
de Roberto Arlt e inspirador de Haffner, el Rufián
melancólico, uno de los personajes de Los siete locos.
En esa
época se formó el primer enclave prostibulario en la Ciudad de Buenos Aires,
delimitado por las calles Lavalle, Viamonte, Libertad y Talcahuano. la
organización tenía sus burdeles sobre las calles Junín y Lavalle. Allí se
encontraban El Chorizo, Las Esclavas, Gato Negro, Marita y Las Perras, entre
otros prostíbulos, donde las mujeres sometidas a la prostitución trabajaban de
4 de la tarde a 4 de la mañana. Las jóvenes trabajaban a destajo; los
proxenetas, caftenes o cafishios, exigían que las mujeres atendieran a un
mínimo de 600 clientes por semana y 70 por jornada.
Con el
tiempo la organización se escindió: los rufianes de origen polaco se quedaron
con la sociedad, mientras que los rusos y los rumanos se nuclearon en la Sociedad Israelita
de Socorros Mutuos Aschkenasum, presidida por Simón Rubinstein, dueño de varios
prostíbulos y sindicado como contrabandista de seda. La Aschkenasum logró
controlar todos los burdeles de la localidad de San Fernando.
En 1910, la Primera Conferencia
Internacional Judía de Trata de Blancas produjo un informe que decía que en
Buenos Aires:
(...) hay 42 casas (prostíbulos), de las cuales 39 pertenecen a
judíos rusos (...) de las 800 nuevas prostitutas registradas en 1909, 236 era
judías, de las cuales 213 eran rusas.
El
periodista francés Albert Londres dijo en 1927:
La trata de blancas, la verdadera, son los polacos quienes la
practican.(...) No hay un solo polaco de Buenos Aires que no tenga cinco o seis
mujeres. O siete u ocho. Viven bajo una disciplina aceptada y servil.
El apogeo
de la organización se dio en la década de 1920,
con 430 proxenetas que controlaban 2000 burdeles y 4000 mujeres.
Los Zwi
Migdal trataban de ser aceptados por la colectividad haciendo donaciones para
las sinagogas y el financiamiento del culto. En
cuanto estuvo claro el origen de los dineros de la organización la comunidad
judía comenzó una dura campaña contra la misma. El conocido activista sionista, Nahum
Sorkin, impidió que un proxeneta entrara a un teatro de la comunidad. La misma
comunidad comenzó a impedir el ingreso de los proxenetas a las sinagogas, y
luego se les negó el derecho a ser enterrados en los cementerios de la
comunidad. En este sentido, el rabino Reuben Hacohen Sinai, afirmó en un de sus
sermones: "prefiero yacer entre gentiles honorables que entre nuestrostmeim"
[impuros]".
Apartados
de la comunidad, los proxenetas comenzaron a crear sus propias sinagogas,
teatros y fundaron su propio cementerio en Berazategui en 1921.
En el año
1929 la embajada de Polonia se quejó a la Argentina porque tal organización llevaba el
nombre Varsovia y la organización debió cambiar su nombre al de Zwi Migdal, que
según algunos significa «gran fuerza»; según otros se deriva del nombre de uno
de sus fundadores: Luis Migdal. Tal era la fama de Buenos Aires como
un antro de prostitución que el actor Max Berliner recuerda que cuando su padre lo trajo
a él, a su joven esposa y a sus tres hijas adolescentes a la Argentina : «La familia
que quedó en Polonia estaba enojada con mi padre porque aquí, en el '22, estaba
el auge de la prostitución...»
La Zwi
Migdal en Rosario
Rosario fue
una de las grandes plazas prostibularias argentinas. En su puerto recalaban
muchos barcos de ultramar y con ellos, gran cantidad de marinos inquietos y
ávidos de mujeres. Esta situación había incidido en el desarrollo de la prostitución
en gran escala, convirtiendo a Rosario en la segunda ciudad en importancia
respecto de la trata de mujeres. Llegó a conocerse, por entonces, como “la
ciudad de los burdeles”. En el barrio de Pichincha —tal su nombre— los
lupanares alternaban con bodegones, boliches, fondas y sitios similares. Allí
se establecieron a comienzos del siglo XX los traficantes de la Zwi Migdal , entrando en
competencia directa con los rufianes de origen francés que controlaban el
negocio en la ciudad. En los años 30 erigieron su propio cementerio en
Granadero Baigorria, en las afueras de la ciudad donde fueron sepultados tanto
los traficantes judíos que actuaban en Rosario y sus mujeres, como también
algunos miembros de la sociedad. A finales de la misma década el otrora
floreciente negocio de explotación de la prostitución comenzó a tambalear. A
partir del desbaratamiento en Buenos Aires del grupo de los traficantes de la Zwi Migdal la policía
de Rosario reprimió la actividad prostibularia en el mismo momento en que la
política local cambió drásticamente en esos temas, instalándose las ideas
abolicionistas.
El fin
Raquel Liberman,
cuyo testimonio fue clave para desbaratar la organización.
El fin de
la organización llegó en 1929 cuando Raquel Liberman,
una de las miles de inmigrantes polacas sometidas en los prostíbulos, denunció
a la Zwi Migdal
ante la justicia.
Ya en 1926, Perla Pezelorska, arrojó un
papelito escrito en idioma ídish en el que pedía ayuda para que la
liberaran de su cautiverio en un burdel del barrio de Once. Pezelorska logró
ser rescatada.
Ruchla —o Raquel como era conocida en el
burdel— era natural de Lodz y había llegado a la Argentina en 1918 con
dos bebés. Era costurera y sabía leer y escribir. Aquí se encontró con que su
primer marido, un sastre, había muerto y ella estaba en la miseria y tuvo que
prostituirse. Permaneció en esta condición de esclavitud durante 11 años.
El juez Manuel
Rodríguez Ocampo se hizo cargo de la investigación de la denuncia y le ordenó
al comisario Julio Alsogaray que llevó adelante las pesquisas que terminaron en
el allanamiento de la sede central de la Zwi Migdal el 30 de mayo de 1930.
Muchos de
los rufianes lograron escapar a Rosario y otros al exterior.
El 27 de
septiembre de 1930 se dictó el procesamiento de 108 de los socios de la Migdal , pero en enero de
1931 fueron liberados.
Literatura
Entre los
libros que se han dedicado al tema de la Zwi Migdal se halla el libro escrito por el
propio comisario Julio Alsogaray, «Trilogía de la trata de blancas» (1933),
repleto de expresiones antisemitas;
«El camino de Buenos Aires» (1927) del francés Albert Londres; «La organización
Negra: la increíble historia de La Zwi Migdal » de Gerardo Bra (1982); el libro de Andrés
Carretero «Prostitución en Buenos Aires» (1998); el libro del israelí Ilan
Sheinfeld, «The Tale of a Ring» de 2007; «El infierno prometido» de Elsa
Drucaroff (2006) o The
Moldavian Pimp (El rufián
moldavo), de Edgardo Cozarinsky (2004). La Polaca , novela de Myrtha Schalom sobre
Raquel Liberman publicada en 2003 (con ocho ediciones agotadas), sacó a la luz
muchísimos datos que se desconocían sobre esa mujer que se atrevió a denunciar
a la red de trata Zwi Migdal. Incluye, además, un muy completo anexo con fotos,
documentos y recortes periodísticos de la época.
Misceláneas
De estas
prostitutas judías quedó en el lunfardo una expresión ya en desuso: «papusa» o
«papirusa», palabra que se origina del polaco «papierosy»: cigarrillo, palabra
muy común en boca de las prostitutas polacas, que solían pedir a sus clientes
tabaco con algo que sonaba parecido a «dame papirusa» y que quedó como sinónimo
de mujer bella y deseable.
Según Tomás
de Escobar en su «Diccionario del hampa y el delito», otra expresión lunfarda
como cafishio, sinónimo de proxeneta, parece derivar para algunos de otra
palabra lunfarda ya en desuso, caftén, que parece derivar del turco caftán,
un abrigo largo y grueso que solían usar los judíos ortodoxos.
También,
las prostitutas polacas introdujeron el uso del bidé en Argentina
Teatro
En 2002 se
representó en Buenos Aires la obra teatral de la autora rosarina Patricia
Suárez, «Las polacas» que relata la historia de la prostitución de mujeres
judías en Argentina.
La obra
unipersonal En el nombre de
Raquel, basada en la novela La Polaca , de Myrtha
Schalom, se ha presentado en distintas localidades de Argentina e incluso en
otros países, con Mariel Rosciano en la actuación.
Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Zwi_Migdal
Siguiendo con el tema de
la prostitución en Buenos Aires en los años 20-30. Un amigo me recordó un episodio de la revista Corto Maltés, creación del entrañable Hugo Pratt, que se llama Tango...y todo a media luz. Lo busqué online y solo
pude verlo con viñetas en italiano, pero encontré esta rareza en el camino.
Animación de
Gabrielle Zuchelli
Cada vez me admira más la aguda percepción de su tiempo de Arlt y su capacidad de hacernos imaginar los interrogantes existenciales más vitales de su época.