Entrañable…
Hablo del film La Giovinezza de Paolo Sorrentino. Italia, 2015. Youth o La Juventud
Actúan un
Michael Caine tan reposado como un buen whisky añejo, lleno de matices que te
embriaga hasta el llanto. Un Harvey Keitel que como siempre es una fuerza de la
naturaleza, solo que tan reposada que su momento más terrible es omitido. Una
Jane Fonda que hace una maldita perra mal hablada y no nos omite ninguna
decadencia. Un Paul Dano que no se queda atrás y no sé como, pero se sale de su
estereotipo juvenil conflictuado para pasar a otra liga. Una Rachel Weisz que hace gala de esa belleza capaz de expresar
tanta gama de emociones en un primer plano.
Bah, hay mucho más. Paolo Sorrentino es un exprimidor de talento, o sea…
Imágenes de una belleza solo
comparable con la música incidental que alternan (ambas) lo clásico y esperable
con lo inesperado y novedoso.
De hecho hay algo en el
entramado temático que entrelaza el propio guión de la vida y el del film. Esa
belleza perdida en nosotros mismos y encontrada en los otros, en sus múltiples
formas, la del color, del roce, la música y el gesto.
Es una película sobre la pérdida
de lo apreciado y la ganancia de lo inesperado. Como dirigir imperceptiblemente
al coro de lo que nos rodea, casi sin notarlo.
Tres perlitas:
La caracterización de Hitler,
en su doble imposición, la actoral y la histórica, en el silencio de un comedor
de un hotel suizo es francamente galvanizante. Ambos carriles cristalizan una
multitud de significados en un silencioso pero potente significante gestual.
El Maradona, desmesurado y
lento en una arrolladora y famosa decadencia. Con un hiperbólico tatuaje de Marx en su
espalda. La aparente burla fácil de un sudaca nos demanda paciencia para entender el cuadro. Es para mí
una de las más tiernas imágenes del ídolo. Retrata la ingenua y poderosa
sabiduría del niño.
La música… Ufff. La canción
simple # 3 de David Lange con la que se cierra el film
es bellísima. En general si pescan en algún utorrent el fim y bajan subtítulos
verán que no está traducida.
Tiene tanto que ver en la costura del film que me
tomé el trabajo de hacerlo y sincronizarlo con la única versión que anda por la
red. Violín, soprano y orquesta actúan esta pieza maravillosamente.
Pero lo
verdaderamente impactante son los fragmentos de just
(after song of songs) (2014) una pieza coral compuesta por Lange sobre la base del Cantar de los
Cantares. En una larga escena silenciosa acompaña el paneo de la acción
tajeando, literalmente, cada escena. También traduje esto, pero les recomiendo
leer la Nota del compositor ya que seguramente engrosará la densidad temática de esa poderosa escena.
Los planos de pantalla divididos
(no artificialmente como nos acostumbran las películas de aire futurista) sino
por el entorno, la arquitectura. Como si el universo circundante fuera el que
de un modo natural partiera imagen, acción e identidad.
La imagen es definitivamente trama, trama que
es como la vida: escindida e incompleta. Un potente modo de poner en escena la
contradicción brutal de un título (Juventud) que se cuenta con los ojos de la
madurez de nuestras vidas.
La mirada que la película
nos pide es la de fragmentarios escorzos. Edmund
Husserl en su Fenomenología remitía a esta forma como la característica de toda
percepción (o reproducción de la misma, como la fantasía o el recuerdo) O sea
presentar el objeto o cosa sólo por un lado, en cierta perspectiva o aspecto, y
no por completo o en su totalidad. El objeto, la cosa, no se da nunca a
la percepción (ni a ninguna de sus reproducciones), más que de esa manera
"escorzado".
En la propuesta de la que hablamos estos
fragmentos son el andamio y guantazo de temas tan enormes que de algún modo
invitan a una percepción en clave de Satori. Es como si se nos pidiera acceder a ese
instante de iluminación, a ese no lugar donde se percibe en totalidad un
pedacito de algún arcano universal. No sé a ustedes, pero ese Aleph que se muestra
y se esconde en un segundo, a mí se me aparece en forma de lágrima. Tuve varias en
estos 118 minutos.
Después de toda esta diarrea seudo filosófica
uno pensaría que el film es un plomo. Error. No es para nada pretencioso, tiene
un sutil humor una grande belleza y amablemente nos abre a cualquier nivel de lectura.
No importa
cuan inteligentes sean tus respuestas, las preguntas para los grandes y
pequeños seguirán siendo las mismas.
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