Con éstas cuestiones planteadas a la gente de la Biblioteca Popular Rodolfo Walsh, espacio cónclave de lucha, resistencia y cultura emplazado en el barrio Confluencia de la ciudad de Neuquén, nos encontramos con ésta Historia, que de la voz de Víctor Silva, pilar fundamental de a biblio, se nos fue revelando:
"...El Gringuito era un tipo muy querido en el barrio, un gringo fortachón, grandote, que tenía un corazón más grande aún y se destacaba por su espíritu de colaboración, ayudando en el barrio a sus vecinos en todo lo que pudiera. Así se lo vio siempre, cargando cosas, reparando otras, hasta pegando ladrillos para aportar desde su lugar, un granito de arena que hiciera de su barrio, un lugar un poquito mejor. Querido por todos sus vecinos, el Gringuito se fue convirtiendo de apoco y sin pretenderlo, en un referente natural de la comuna, él siempre estaba cuando lo necesitaban y por supuesto todo el barrio sabía que así era. Un día cualquiera se incendió una casa del barrio, todos corrieron, como no podía ser de otra manera, en busca del Gringuito, quien por supuesto sin dudarlo acudió urgente a colaborar, como siempre, con lo que pudiera. Entró a la casa incendiada y salvó a las personas que estaban dentro de ella, pero al salir la salud le falló y desafortunadamente falleció. Todo el barrio se conmocionó con la noticia y hasta hoy duele su ausencia y se lo recuerda con amor...."
Esta sencilla historia de un héroe del barrio, nos conmocionó e inmediatamente decidimos con Juank incluirla en el repertorio. Juan escribió una glosa bellísima y yo escogí una canción (un fragmento) de Silvio para acompañarla. Desde entonces, no puedo escuchar ésta canción sin lágrimas en los ojos, lágrimas de amor, de orgullo, de saber que no todo está perdido, de emoción por aprender que el ser humano todavía es capaz de sembrar amor, les dejo una versión muy bien lograda, para sentirla a flor de piel, con la historia del Gringuito en el pensamiento...
EL AJENO COMPARTIDO
Ayer, a contramano y por la zurda
Me contaron la historia de un
extraño
De dos trazos dibujaron un gringuito
que de chico se hizo enorme
y sin saberlo, de sencillo fue
creciendo chiquitito
Su enorme corpachón tan pequeñito
que al corazón el saco le apretaba
En el centro de lo cierto de mis
anclas
lo breve de ese cuento me abrió un
hueco
Otro más me dije, ya es costumbre
en mi barrio caminaron tantos otros
Y sin querer, de puro respeto
ajeno y propio me empataron las
ganas
de escucharlo, de las voces de los
suyos
Sus amores, sus odios y trabajos
Se me hizo justo, normal y necesario
saber donde se para el que me
escucha
Y seguir creyendo que lo exacto
se cifra en la piedra que lo llora
Sin busto ni medalla, casi olvido
reclamando su lugar, justo en su
cuadra
En el estrado del testigo,
de tan raro se me hizo conocido
De otros tantos y escasos tan
queridos,
cada espacio me guarda esos sonidos
que siempre me hablan de la vida
Vida jugada y de anónima
casi escasa
Luz oculta de tan simple
casi muerta
De tan muerta de olvido amenazada
De tan cierta, sendero en el camino
Me parece que nos están faltando un par de violines más, no?
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