Nos envidian de por allí, por tener la capacidad cantar, expresar arte en cualquiera de sus modos, como esas hermosas criaturas que con sus flacas huellas dejadas en la playa como las gaviotas, marcan rastros y tendencias, ejecutan su arte solo con caminar y parir; esa bendición, rendición, redención que tienen por naturaleza; daría toda mi cuadratura masculina a cambio de poder parir y amamantar una criatura perfecta, sin "neciesidad" de artificios y referencias externas a la conciencia.
Elegido ya el terreno fecundo desde el astral y sabiduría del Bardo Thodol, el útero transversal del continente, ha concebido una raza prolífera que deberá gestarse en no más de un ciclo.
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