By Saarah
Lo primero que puedo decir es que es una película
fuertemente visual y no en el sentido de
“visual” al que Hollywood nos tiene acostumbrados. Se establece en ella una doble sinestesia, una la que da cuenta del personaje principal y su percepción “alterada” y
otra la que evoca en cada uno de nosotros, los espectadores, en tanto
asociación con nuestro propio universo cultural y anímico (aquí podría haber
dicho espiritual sino estuviera tan connotado, es un poco difícil para mí
tratar de explicar una espiritualidad agnóstica como la mía).
Baste decir que en mi caso, la apelación permanente a la
física en tanto modelo explicativo del micro y macrocosmos, es uno de los
mayores encantos del film. La física cuántica, el big Crunch, el efecto
mariposa, los universos paralelos y la teoría de cuerdas enmarcan el film sin
ser el tema. Algunos podrían decir, y en realidad lo hacen, que algunas no son
física dura, que por ejemplo la Teoría de Cuerdas es más metafísica que física y en tanto desarrollo de la teoría al día de hoy
podría acordar con ellos, sobre todo en la imposibilidad de falsarla.
En la primer entrada de este blog yo hacía
referencia a esta teoría física explotando el contenido metafórico del nombre
que aludía tanto a la teoría en sí como a una especie de teoría de composición
en guitarra que de algún modo estábamos transitando los tres autores de este
sitio. Hay algo de reflexión muy personal disparada por el marco de está
película, en la temática y en el juego interpretativo que nos propone.
Creo que uno de los méritos de la película consiste en
vincular la reflexión sobre estas cuestiones con la experiencia concreta de un
personaje que de algún modo somos todos nosotros. La fuerza irreversible que
nos plantean nuestras propias elecciones, el momento previo a ellas donde todo
es posible, el deseo permanente de atisbar el futuro y la pulsión de cambiar el
pasado.
El uso del punto de vista de un niño o un anciano en la
obra, y digo en la obra ya que había utilizado un recurso análogo en el octavo
día (un niño con síndrome de Down) me
recordó a lo que algunos teóricos de la literatura llaman el
"multiperspectivismo" de Henry James
, lo que no es otra cosa que producir un extrañamiento en el espectador
(lector) por el recurso de presentar una realidad común y corriente que al ser
percibida por otro, no “común”, nos es presentada con una nueva luz que
conmociona nuestra ordenada percepción de lo que llamamos “realidad”.
Henry James además de escribir sobre esta técnica
narrativa lo aplicó magníficamente en el siglo XIX por ejemplo en Lo que Maisie sabía.
Pero volviendo a Van Dormael, lo que además se juega en su
obra es la profunda implicancia y conexión con su propia vida personal. Este
sesgo autobiográfico de sus realizaciones no implica ni la más mínima concesión
en su creación estética, sino que por el contrario, creo que la potencia.
Además de la presentación onírica de un futuro despojado de
tecnicismos superfluos, hay momentos sublimes que por ejemplo conjugan escenas
de intenso dramatismo, cámara lenta y un Erik Satie
que te toca las entrañas. No casualmente ésta será la escena donde toda la trama pivotará.
Jared Leto con su cara de poker (la del que recibe un par de
sietes después de pedir cuatro cartas) está perfecto en su papel. Que su
personaje se llame Nemo Nobody me parece que no requiere muchas explicaciones,
baste decir que Nadie Nadie (en latín e inglés), en una suerte de afirmación
lógica, implica Todos. ¿Se acuerdan de la doble negación en matemáticas?.
Rhys Ifans, que para mí es un actor que debería tener
siempre música de Pink Floyd (sería muy largo explicarlo, pero los que conocen
a ambos sabrán de que hablo) está como siempre genial, obviamente en esto soy
parcial. El aire desvalido de los antihéroes está en los cromosomas de mi
generación.
La cámara está decididamente enamorada de los niños. La
percepción de la belleza femenina de las niñas del Nemo niño está soberbiamente
lograda por las tomas.
La aparición del propio director como el personaje del
brasileño que perdió el trabajo, lo inscribe en la pandilla de directores que
han usado este recurso para reforzar significantes en la trama, remarcar
sentidos o abrir segundas lecturas o subtramas. Aún recuerdo a Roman Polanski y
su aparición en Chinatown.
Para ampliar las implicancias de este recurso recomiendo frecuentar la noción de
Umberto Eco: autor in fabula, tratada
en un capítulo de su texto Lector in Fabula, creo que aplica en
este caso.
Las autorefencialidad o autoimagen de la obra, revolotea
también la escena de Nemo escribiendo el guión de su propia vida y viéndola
como niño en un teatro.
Claramente el tema del film es el amor y la muerte. No en
tanto pulsión Eros-Thanatos sino como vivencia existencial lanzada
paradójicamente desde el paradigma científico.
El amor está visto en todas sus fases y variables. La
ternura casi rencorosa de un adolescente bañando a su padre impedido.
El amor adolescente en todas sus formas simultáneas, como lo
es siempre, un cocktail de amor-dolor, un trago que siempre lleva bitter en sus entrañas.
El amor adulto con su carga de frustraciones, pequeños
fracasos y obstinados intentos. El amor también es bordeline y se encarna en
Elise.
La muerte está siempre en los que amamos y esa parece ser la
lucha que vertebra la trama. La muerte es el desencuentro con el otro.
La película nos sumerge en un círculo incesante que nos
lleva de la mano al desconcierto. Cuando nos tiene allí nos ofrece algún
sentido que nos permite estabilizar la trama en algún sentido tranquilizador para inmediatamente dar un nuevo giro que nos reinstala en la inestabilidad.
Como la vida misma.
Con seguridad las críticas cinematográficas que comparta
estarán sesgadas por las preferencias que mi propia circunstancia me haga transitar, lo que las valida e invalida al
mismo tiempo.
Estarán, de algún modo orientadas al espacio de reflexión del
momento y los modos creativos del arte. De más está decir que considero al cine
y la fotografía uno de ellos.
Calurosamente recomiendo que la vean, seguro que para eso
habrá que bucear en Utorrent, anda por ahí una versión en 1080 de Jify que pesa
1,595 Gb que tiene un ripeo muy prolijo. Yo le hice unas pocas correcciones (muy
variante rioplatense) a unos subtítulos de Argenteam, que en general son
excelentes, los ofrezco vía mail a quienes tengan esa versión.
muy buena recomendación Juank, es genial la película!
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