Como cada historia está llena de miradas y ninguna es la cierta por sí sola, aporto...
Esa tarde-noche íbamos con Pedro de raje a su casa para buscar afiches guitarra, clavos y tenaza. El asunto se trataba de armar algo de escenografía para el inicio de un nuevo ciclo en la Conrado.
A ver, vayamos más atrás, a otra tarde-noche cuando con Hernán empezaron a imaginar un encuentro conjunto de música y poesía en la Conrado. Como los tipos sueñan en grande, como hormiguitas fueron construyendo un Ciclo completo, auspiciantes, reuniones, ensayos y mucha camiseta traspirada.
Pedro venía sosteniendo, hace varios años y a pulmón su ciclo de A Guitarra Limpia. Hernán haciendo lo propio con Nortensur, que va por el número 11. Y confluyeron en la Sala 2 de La Conrado Cultural .
Ese jueves corríamos contra reloj y como en las malas novelas de la tarde, mientras cargábamos las cosas, llegó Naty con lágrimas de miedo e impotencia. La acababan de asaltar, se le había quedado el auto y la sacaron de los pelos para robarle, atrás iba su beba y tuvo que rogarles para que no rompieran el cristal creyendo que el huevito donde estaba era algo más para el saqueo.
Obviamente llegamos tarde para armar el espacio. Después todo fue agridulce.
Fue genial compartir el homenaje a las madres con Pedro y con Santi Quinteros, ese bonachón duende violinista. Y con los sospechosos de siempre y con las madres. Y Hernán y los poetas, y las luces de lujo y buen sonido. Y Lautaro al fondo en la tribuna. Pero faltaba Naty...
Tal vez los pibes que robaron el dinero del cumpleaños de Rocío y golpearon a una mujer con su beba, en un auto parado que de tan estropeado se queda en las esquinas, no sepan que esa mujer trabajaba para ellos en un barrio marginal.
Que su marido desde siempre cantó por ellos y anda por los barrios tratando de hacer un cachito mejor su día a día, como tantos otros.
Quizá nunca lean esto.
Ese dolor si fue al encuentro, estaba con nosotros en escena, en el discreto silencio sobre lo sucedido. En alguna nota pifiada o un cartel torcido. En alguna palabra sin su tono. Sobre todo en los silencios.
El costado dulce va en las fotos:
La Cálida firmeza de siempre
Inés Ragni y Lolín Rigoni
Será que la necedad parió conmigo
Pedro Palacios
Los Poetas
Héctor Kalamicoy
Aldo Novelli
La virtuosa Humildad de Nico
Nico Leiva
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